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¿Es malo comer mucho queso?

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Los lácteos son uno de los elementos principales de nuestra alimentación. Suelen estar muy presentes en nuestro día a día y en general a todo el mundo les gustan. Lo que no sabíamos es que los lácteos y en mayor medida el queso, son adictivos, por eso debemos preguntarnos… ¿es malo comer mucho queso?

Los lácteos y la casomorfina

La leche posee una proteína denominada caseína. Esta proteína cuando la digerimos libera una sustancia llamada casomorfina que posee un efecto opioide que genera adicción. La presencia de caseína en leche es mínima, pero en el queso no es así. Para elaborar el queso necesitamos 10 veces su peso en leche y por lo tanto la caseína del queso será 10 veces más elevada.

Casomorfina y los opiáceos

Como ya hemos comentado, esta sustancia llamada casomorfina genera un efecto opioide. Los opioides también se conocen como opiáceos debido a los efectos analgésicos o contra el dolor que producen. Pero no tienen nada que ver, ya que los opiáceos provienen de la planta de Opio.

Los opioides son cualquier agente externo o interno al cuerpo que se une a receptores opioides situados principalmente en el sistema nervioso central.

Existen tres grandes clases de sustancias opiáceas:

Así que como vemos, la casomorfina puede producir los mismos efectos que estas drogas que en su justa medida no son perjudiciales para el organismo, sino calmantes o analgésicos. La casomorfina se produce mediante unas reacciones químicas durante la digestión del alimento, así que es totalmente endógena, es decir, no la tomamos directamente del exterior, sino que viene del interior del cuerpo.

¿Cuánto queso podemos comer sin que nos afecte?

Según estudios de la Universidad de Illinois, el 80% de las proteínas de la leche contienen caseína. Y según Neal Barnard, Doctor en Medicina Nutricional y Presidente de la Asociación de Físicos para la Investigación de Medicina Responsable, las casomorfinas se enganchan a los receptores opiáceos del cerebro, provocando un efecto calmante similar al que causan la heroína y la morfina.

Según el propio Barnard, la adicción al queso se erradica con un tratamiento igual al de cualquier otra droga que provoque dependencia. Es necesario alejarse del queso para liberarse de su adicción. No se ha de mirar, no se ha de oler y, por supuesto, no se ha de ingerir.

Por el momento no existen estudios que expliquen los efectos que produce el queso sobre el cerebro. Y por el momento creo que seguiremos mirando, oliendo y comiendo queso. Pero los que estéis muy enganchados, ya sabéis, tratad de dosificarlo.

A parte de la adicción, el queso contiene muchas grasas saturadas y una enorme cantidad de sal, así que de una u otra forma hay que moderar su consumo.

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