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¿La miel tiene fecha de caducidad?

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La miel es un delicioso alimento que usamos en infinidad de platos. Pero, es cierto que ¿la miel no tiene fecha de caducidad? ¿Se puede consumir una vez abierta?

¿Qué es la miel y cómo se hace?

La miel es un ingrediente natural que producen las abejas, principalmente las domésticas. El proceso en el que crea la miel es muy curioso. Las abejas recogen el néctar que obtienen de las flores, de secreciones de las partes vivas de plantas o de excreciones de insectos chupadores de plantas.

Posteriormente, las abejas transforman estas sustancias al combinarlas con las suyas propias, luego las deshidratan y las almacenan en sus paneles para su maduración.

¿Desde cuándo existe la miel?

El ser humano ha consumido miel desde sus orígenes. De hecho, se han hallado pinturas rupestres de las Cuevas de la Araña (Valencia), que datan de 7.000 años a.C, dónde se pueden apreciar hombres recolectando miel.

Desde los egipcios, la miel forma parte de nuestra dieta mediterránea. Según el papiro de Tebas, los egipcios ya alimentaban a sus hijos con miel.

¿Es cierto que la miel no tiene fecha de caducidad?

Si alguna vez vez te has preguntado si la miel caduca, puedes estar absolutamente tranquilo, porque no tiene fecha de caducidad, aunque abras el bote y lo dejes varios meses en la despensa. Puesto que la miel contiene mucho azúcar y ácido, es prácticamente imposible que ningún organismo pueda sobrevivir.

El azúcar presente en la miel absorbe la humedad con mucha facilidad. Por este motivo, ningún microorganismo puede descomponer la miel.

Los beneficios de la miel

La miel no es sólo buena por su dulce sabor, si no que aporta unos beneficios increíbles para nuestra salud, pudiendo prevenir y tratar enfermedades. A continuación, veremos diferentes propiedades de la miel de abeja:

Hidratación: Mientras no se exponga a altas temperaturas (ya que pierde sus propiedades), la miel puede hidratar diferentes partes de nuestro cuerpo. Si te fijas, es habitual verla en productos de cosmética, por ejemplo, como hidratante del cabello, cuero cabelludo y mascarillas capilares.

Quemaduras y heridas: Si se combinan con otras hierbas, la miel es beneficiosa para las quemaduras de sol, manchas faciales o infecciones producidas por heridas. Las antiguas civilizaciones egipcias, romanas y chinas ya utilizaban la miel para sanar heridas.

Antiinflamatorio: La miel tiene la capacidad de reducir hinchazones musculares y aliviar el dolor provocados por las inflamaciones.

Contra la tos y el dolor de garganta: Si alguna vez si has tenido tos o anginas, seguro que tu madre o tu abuela te han dado un vaso de leche caliente con miel y limón y es que está demostrado que la miel alivia las molestias producidas por este tipo de infecciones, ya que tiene propiedades antibacterianas.

Contiene antioxidantes: Consumir de forma constante miel de abeja ayuda a prevenir enfermedades cardíacas, inflamaciones y refuerza el sistema inmune.

Proteínas: La miel contiene aminoácidos y enzimas, que son fundamentales para la síntesis de los tejidos y el crecimiento.

Edulcorante natural: Podemos utilizar la miel como sustituto natural del azúcar refinado. De hecho, antiguamente, antes de que se popularizara el azúcar de caña, sólo existía la miel para endulzar los alimentos.

Antibacteriano: Debido a las sustancias que contiene la miel, es ideal para la exfoliación de la piel y para el tratamiento de acné.

Mejora la digestión: La miel contribuye a metabolizar los alimentos, favoreciendo a nuestras digestiones. También previene el reflujo, alivia la diarrea y disminuye la sensación de pesadez después de comidas copiosas.

Antiestresante: La ingesta de miel favorece el sueño y reduce algunos síntomas provocados por el estrés. Además, contiene propiedades revitalizantes, con lo que combate el cansancio.

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