¿Albert Einstein tenía un retraso mental? Efectivamente, los padres de Albert Einstein así lo creían y es que desde pequeño tuvo dificultades para hablar. De hecho, no lo hizo hasta cumplir los tres años.
Albert Einstein nació el 14 de marzo de 1879 en Ulm, cerca de Stuttgart (Alemania). Era hijo de Hermann Einstein y Pauline Koch, de origen judío, los cuales se llevaban 11 años de diferencia.
Einstein siempre fue un niño muy paciente y metódico. Puesto que no le gustaba exhibirse, solía evitar la compañía de otros niños de su edad. Solo permitía el acercamiento de Marie, su hermana menor, o Maja como la llamaría Einstein toda su vida, a la que siempre estuvo muy unido.
Al cumplir los cinco años, sus padres contrataron a una institutriz para que lo educara pero Albert le arrojó una silla a la cabeza, así que tuvieron que desistir. Su padre, un hombre tranquilo y más bien pasivo, era una pianista de talento y transmitió su pasión por la música a sus hijos: a Albert el violín y a Maja el piano.
¿Pero realmente era Einstein retrasado mental?
Durante su infancia, repetía frases de forma obsesiva y leía de una forma muy confusa. Algunos expertos creen que estas características y la torpeza física que padecía, podría corresponderse a un diagnóstico propio de una forma de autismo leve, el síndrome de Asperger.
Simon Baron-Cohen, experto en autismo de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), asegura que características como la ausencia de relaciones sociales, dificultades a la hora de comunicarse y un comportamiento rutinario y obsesivo durante su desarrollo, concluyen que definitivamente Albert Einstein padecía el síndrome de Asperger.
Einstein en la escuela
En general, sacaba buenas notas, sobre todo en ciencias naturales. Existe la falsa creencia de que una vez suspendió matemáticas pero lo cierto es que siempre fue un alumno brillante. Su madre de hecho escribió que «era el primero de su clase y sus notas eran excelentes».
Con los años, empezó a interesarse por los libros de divulgación científica, que marcarían su prometedor futuro. Su tío Jacob lo introdujo en el mundo del álgebra.
Desgraciadamente, cuando estaba estudiando bachillerato, tuvo problemas con algunos de los profesores, ya que la disciplina militar de los institutos de secundaria no estaba hecha para él. Incluso un profesor llegó a decirle que «nunca conseguiría nada en la vida».
Vida sentimental
En 1896 conoció a Mileva Mariç en el Politécnico de Berna en Suiza, y aunque al principio no se atrajeron mutuamente se acabaron enamorando a los pocos años. Antes de contraer matrimonio, convivieron juntos durante un tiempo, algo poco común para la época. Mileva fue una de las primeras mujeres en estudiar una carrera de ciencias. Por lo visto, era excelente en matemáticas. En una de las cartas que le escribió Einstein, el genio hacía mención a sus investigaciones, hablando en plural. Por este motivo, se cree que las investigaciones del Premio Nobel que se le otorgó deberían haber estado firmado por ambos. Sin embargo, ella nunca reclamó nada, así que nunca sabremos cuál fue la verdadera aportación de Mileva Mariç en las investigaciones de Einstein.
En 1912, Albert abandonó a Mileva y a sus dos hijos para casarse con Elsa, su propia prima, con la que había tenido una relación anteriormente.
Cuando se divorciaron, él le concedió a Mileva la totalidad económica de un posible premio Nobel. Así pues, cuando ya llevaban tres años divorciados, Mileva Mariç recibió 120.000 coronas suecas, una cifra que en la actualidad representaría unos 260.000 euros.
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